21.7.12

Poder volar.



Yo puedo volar. En realidad, todos podemos. Es inexplicable, increíble, alucinante, pero hazme caso, que se puede volar. Sólo hay que seguir el manual de instrucciones. ¿Quieres que lo resuma? Pues mira, una de las cosas más importantes es ser feliz. El primer paso para volar. Nacen las alas, te transformas en lo que tu quieras. Un cisne, un águila, una paloma. Si quieres, ¡un pelícano! ¿Qué más da? Tienes tus alas, pero falta una cosa: soñar. Sin eso, no vuelas. Es como la gasolina.
Sueñas, imaginas un mundo a tu medida, donde se cumplen tus deseos más profundos. Donde las cosas imposibles pasan. Donde tienes tu coche favorito, donde encuentras al chico de tu vida, donde lo que menos esperas que pase, pasa. Planeas por el cielo de tus sueños y no te lo puedes creer. Que puedes volar. Y el camino de tus sueños no tiene límite, se los pones tú. Así que tienes que destruir el muro de la realidad, y cuando lo hagas, cuando caiga el muro, cual muro de Berlín sea, volarás.
Qué bonito, ¿no? Que es tan fácil volar. Imagínate, ¡qué sólo necesitas tu imaginación. Y eso es gratis! Así que vuela sobre el cielo azul, entre las nubes esponjosas. O, si quieres, en el oscuro cielo lleno de luminosos brillos dorados, surcando lagos, ríos, mares y océanos, siendo capaz de todo. Realizando tus sueños y alcanzando, con tan sólo tu imaginación, aquel castillo de cristal que tú mismo has construido, allí en lo alto, más allá de todo, más allá de las estrellas.

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